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Noticias dentales

Las caries son consecuencia de la higiene y alimentación, no de los genes.

Uno de los principales problemas de salud bucodental en todo el mundo.

Las caries dentales constituyen uno de los principales problemas de salud bucodental en todo el mundo. Unas cavidades en los dientes y muelas que provocan que la pulpa dental quede expuesta a las infecciones, por lo que deben ser inmediatamente ‘reparadas’. Y para evitar que esto pase, es totalmente necesario de cuidemos de nuestra salud oral, principalmente con el cepillado de nuestros dientes. De hecho, y si bien se ha sugerido una posible predisposición genética, el papel que juegan nuestros genes en el desarrollo de las caries es, de haberla, nimio. No en vano, un estudio llevado a cabo por investigadores del Instituto J. Craig Venter en Rockville (EE.UU.) ha demostrado que la salud de nuestros dientes es consecuencia de nuestros hábitos de higiene y de nuestra dieta .

Como explica Karen Nelson, directora de esta investigación publicada en la revista “Cell Host & Microbe” , durante algún tiempo, el dogma de la comunidad dental ha venido constituido por la limitación del consumo de azúcar y la liberación de ácido en la boca. Ahora, nuestro estudio identifica las especies bacterianas que pueden ser adquiridas a través del ambiente y que tienen la capacidad de provocar caries».

Uno de los principales problemas de salud bucodental en todo el mundo.

Predisposición no heredada

Desde principios del pasado siglo XX se sabe que la formación de caries dentales se encuentra asociada a la composición de nuestra flora bucodental, muy especialmente a la presencia de la bacteria ‘Streptococcus mutans’. Y es que una vez concluimos nuestras comidas, este microorganismo tiene por costumbre liberar ácidos que erosionan el esmalte dental. Pero, ¿qué factor tiene más peso en la composición de nuestra flora bucodental? ¿Los genes o el ambiente?

Analizaron los microbiomas orales de 280 parejas de mellizos y de 205 parejas de gemelos idénticos, todos con edades comprendidas entre los 5 y los 11 años.

Como apunta Karen Nelson, “decidimos centrar nuestro estudio en niños teniendo en cuenta dos hipótesis: que el microbioma oral cambia rápidamente con la edad; y que probablemente los hermanos, mellizos o gemelos, comparten el ambiente. Esto nos permitió tener un mejor control sobre la influencia de ambientes únicos y compartidos”.

Los resultados mostraron una mayor similitud de la flora bucodental en los gemelos idénticos que en los mellizos. Un resultado esperable y que indica que hay una contribución genética sobre la probabilidad de que una especie bacteriana concreta habite o no en nuestra boca. Entonces, ¿la carga genética es más importante que el ambiente en lo que respecta al riesgo de caries? Pues no. Y es que las especies bacterianas cuya presencia viene fuertemente condicionada por la genética no son las implicadas en el desarrollo de las caries.

Es más; el estudio también muestra que la abundancia de las cepas bacterianas ‘hereditarias’ disminuye según cumplimos años. Lo que no implica que nuestras bocas queden desprovistas de bacterias: las cepas ligadas al ambiente son cada vez más numerosas.

Predisposición no heredada
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